El intérprete es un profesional polivalente que participa en situaciones muy variadas: servicios públicos, tribunales, servicios sanitarios, enseñanza o formación, conferencias, actos culturales…
El intérprete respeta, a su vez, un código ético profesional que se basa en la imparcialidad (nunca se deja influir por sus opiniones personales), la fidelidad (traduce todo el mensaje así como la intención subyacente) y el secreto profesional.